Agradecer a todos los hermanos y hermanas que han realizado la Estación de Penitencia de 2008, dando muestra, un año mas, del gran espíritu de entrega que siempre les ha venido caracterizando, habiendo conseguido, de esta forma, que la misma resultara ejemplar y catequética al tiempo que un acto personal y colectivo de devoción a Nuestros Titulares así como respeto y efecto a todos los que nos rodean.
En fin, gracias a los nazarenos de cetro, a los portadores de insignias, a los que nos echan una mano estos días “a lo que sea”, a las dos bandas (como sonaban este año), a los anderos (y como caminaba el Cristo), a las personas que iban detrás de los pasos, a la que le cantó esa saeta…
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