Ha ardido ya toda la cera de la Pasión a escasos días de dar paso a Mayo, el mes de la Virgen. El mes de las flores, de rosas dejadas a las plantas de cualquier advocación mariana de la localidad, de cultos a la Encarnación, a la Virgen de la Cabeza...
Esta semana en la que nos encontramos, en la que aún palpita la alegría de la Resurrección y que con impaciencia esperamos el mes mariano, me recuerda al frente del palio de la Esperanza de Triana a su regreso: cera apagada y flor fresca a las plantas de la Madre de Dios.
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